Para garantizar su excelente calidad, estas anchoas son procesadas de forma tradicional, lo que implica un cuidadoso proceso de limpieza y salazón. Una vez capturadas, las anchoas se limpian minuciosamente para eliminar cualquier impureza y se colocan en sal durante un período de tiempo específico para potenciar su sabor y preservar su frescura.
Tras el proceso de salazón, las anchoas se enjuagan para eliminar el exceso de sal y se colocan en un baño de aceite de oliva de alta calidad. El aceite de oliva no solo realza el sabor de las anchoas, sino que también actúa como conservante natural, garantizando su frescura y prolongando su vida útil.
El resultado final es una anchoa del Cantábrico en aceite de oliva con un sabor profundo y complejo, caracterizado por su equilibrio entre salinidad y notas ahumadas. Su textura suave y delicada se deshace en la boca, ofreciendo una experiencia gastronómica verdaderamente exquisita.
Estas anchoas son perfectas para disfrutar solas como aperitivo, acompañadas de pan crujiente y un buen vino blanco. También se pueden utilizar para realzar el sabor de una variedad de platos, como ensaladas, pizzas, pastas o tostadas.